Fuente: El Confidencial
Se llama Aletta Jacobs y es uno de los nombres más importantes de la historia de la Medicina. A pesar de haber nacido en 1854 –época en la que las mujeres no desempeñaban trabajos tradicionalmente vinculados a la masculinidad–, desde muy pequeña tuvo claro que su vocación estaría encaminada a seguir los pasos de su padre, que era doctor. Los obstáculos y miradas de soslayo que tuvo que aguantar no fueron óbice para que esta holandesa lograra su objetivo e incluso sobrepasara los conocimientos de muchos de los hombres que la despreciaban: se convirtió en la primera mujer que consiguió el título de doctora en Medicina.